El día de acción de gracias hicimos lo tradicional para nosotros, la cena con su pavo, quesillo y ensalada de gallina; el 24 lo pasamos en casa, abrimos los regalos y nos fuimos a pasear el día de navidad.
Por cierto, la bufanda que modela Gitty en las fotos la tejió ella misma, no recuerdo cuánto tiempo le llevó hacerlo, pero sí que usó mas de un rollo de estambre, porque me mandó a comprarlo, de eso sí me acuerdo.
Para el 31 de diciembre nos quedamos en el apartamento porque habíamos tenido mucho ajetreo y preferimos ver los fuegos artificiales por la televisión. Todos los años, aproximadamente a la medianoche venezolana, que en Miami era a las 11 y en Seattle a las 8, llamábamos a mi mamá para desearle el feliz año al igual que lo hacíamos a la misma hora el día de navidad (en nuestro caso todavía era la víspera) para darle la feliz navidad. Desde el 2002 iniciamos esa costumbre y el 2013 no iba a ser la excepción.
Muy lejos estábamos de imaginar que esa sería la última vez que le daríamos el feliz año a mi mamá. Si bien estaba presentando síntomas de senilidad que necesitaban ser tratados y que ella se negaba rotundamente a que la llevaran al médico porque no estaba loca, todavía mantenía cierta cordura que le permitía cuidarse a sí misma, si bien eso iba a cambiar en el mediano plazo y no teníamos planes de contingencia establecidos porque no existía forma alguna de lograr su cooperación voluntaria.
A pesar de todo eso, ese fin de año conversamos muy animadamente y nos deseamos todo lo mejor para el 2014 que se estrenaba esa noche. A mi mamá le encantaba hablar con Graciela y escuchar todos sus logros académicos, estaba muy feliz por el hecho de que su nieta había comenzado a estudiar en la universidad y que se graduaría en menos de tres años; tanto así que le prometió que si estaba viva acudiría a su ceremonia de graduación. Desventuradamente eso nunca llegó a materializarse y quizás si no se hubiese interpuesto la parca en su camino muy posiblemente habría cumplido su promesa, porque desde el 2005 le estábamos diciendo que nos viniera a visitar y nunca terminó de hacer las diligencias necesarias; luego, con el deterioro de sus facultades mentales se le fue haciendo mas complicado hasta que ya no quiso hablar mas del asunto.
No sabíamos todo lo que nos iba a pasar a partir del 2014 y en cierta forma puedo decir, mirando retrospectivamente, que 2013 fue un año que podía resumirse como la canción de Tony Camargo, "El año viejo"
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