Yo le había comprado un juego de bisutería fina, zarcillos y cadena, todos bañados en oro. Le había pedido al vendedor que envolviera el estuche con papel de regalo y le pusiera un lazo porque era un regalo para mi novia, compré una bonita bolsa y una tarjeta a la que le escribí una dedicatoria muy inspirada con las palabras mas bonitas que se me pudieron ocurrir, con frases como "mi Reina bella" y "el amor de mi vida" mientras le juraba amor eterno.
La calle del atardecer, así se llamaba el LP que debe estar todavía en casa de mi mamá; venía con una tarjeta del día de los enamorados a la que ella le había pegado una hoja para tener mas espacio disponible para escribir todo lo que sentía por mí, lo enamorada que estaba y el deseo que tenía de que nuestra relación creciera y se hiciera mas fuerte con el tiempo. A continuación le entregué la bolsa de regalo que tenía el estuche y la tarjeta dentro, ella la tomó y la abrió en seguida, lo primero que hizo fue leer mi dedicatoria y luego se ocupó del estuche; cuando vio lo que había dentro me dijo:
- Pero ¿por qué compraste esto tan caro? Me pudiste haber dado algo mas económico, no quiero que gastes tus realitos en regalos para mí.
- No importa, esa plata ya la tenía reservada para comprarte algo hoy, e igual no salió muy caro, lo encontré a buen precio, después de todo no son joyas de lujo sino fantasía fina bañada en oro que no es tan cara. Lo importante es que te guste y te la pongas.
- Claro que me la voy a poner, sobre todo cuando salga contigo para que veas como me luce. Te compré este disco porque hay dos canciones que te dedico pero tienes que adivinar cuáles son.
- Deja ver, Frank Quintero es muy buen compositor y casi que es vecino mío, porque su familia era de San Agustín del Sur.
- ¿De verdad?
- Sí, esa es una parroquia vieja con muchas casas que tienen mas de un siglo, lo que pasa es que luego llegaron los barrios y el malandraje y mucha gente se mudó a San Agustín del Norte o El Conde.
- Eso no lo sabía.
- Es que poca gente conoce la historia de Caracas y sus parroquias, para eso hay que preguntarle a Guillermo José Schael o a Caremis.
- ¿Vas a leer mi dedicatoria?
- Lo voy a hacer ahora y voy a ver también las canciones del disco para adivinar cuáles son las que me dedicaste.
- Tú sí escribes cosas bellas, me dijo mientras leía mi dedicatoria en la tarjeta.
- Trato de compensar lo feo de mi voz con una prosa elegante, al menos verás que tengo algo bonito, así no sea en mi físico.
- A mí tú me pareces buenmozo, aunque a veces te veo como al Pato Lucas (Daffy Duck), sobre todo cuando estás serio.
- Los únicos personajes con quienes te puedo comparar son los de las princesas de cuentos de hadas, y a veces me parece que estoy viviendo en uno de esos cuentos.
- Aquí me llamas "mi Reina bella", ¿es que para ti soy una reina?
- Sí, eres mi reina, tan bella que a veces pienso que estoy soñando, no puedo creer que seas real.
- Pues sí lo soy, ¿qué te parece mi dedicatoria? ¿ya viste cuáles son las canciones que te dedico?
- Tú escribes muy bien, y con tu letra que es tan bonita se ve todo aun mejor, es muy bello esto que me has escrito y lo voy a guardar, en realidad todo lo que me has escrito lo he guardado, porque es muy bonito; y sobre las canciones, cero que son estas, y dime si estoy equivocado.
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