La gente del trópico que vive cerca de zonas costeras va mucho a la playa y nosotros no éramos la excepción, tanto en Venezuela como en Miami. En Seattle todo era diferente, si bien la ciudad está frente al mar, estas aguas son muy frías y el clima tampoco ayuda, así que no hay playas marinas disponibles.
Hay muchos lagos en el estado, pero todos se alimentan de glaciares, por lo que sus aguas también son frías; pero hay una ventana de tiempo en la que uno se puede bañar en ellos y esa ventana está entre junio y septiembre. Así también hay que buscar uno lo suficientemente grande como para poder disfrutar un buen baño y que no esté muy lejos de la casa.
Nos pusimos a investigar y encontramos que el mejor de las cercanías era uno que servía como reservorio de agua potable para los tres condados de esta parte del estado, un lago artificial cercano a Auburn, el lago Tapps, así que fuimos a visitarlo a ver qué tal. Estábamos claros que esa sería solo una visita, porque hacía mucho frío a principios de marzo con el lago recién abierto porque lo cierran al público entre noviembre y febrero, pero igual lo queríamos conocer para ver si valía la pena.
Como cosa interesante, a Lucy también le llamó la atención, y hasta intentó tirarse al agua para fastidiar a unos patos que estaban nadando; y si no es por Graciela que la atajó en el aire, se habría dado un buen chapuzón en esa agua tan fría, de hecho esta foto fue tomada momentos antes de su intento.
Era el primer lugar de esparcimiento que conocimos en nuestra nueva y definitiva patria chica, porque con el tiempo nos volvimos Tukwileños y Washingtonianos. Este estado se había convertido en nuestro hogar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario