jueves, 9 de febrero de 2023

Nuestra historia de amor: capítulo 135: Garden D'Lights en Bellevue.


 A Gitty le gustaban mucho las flores y con el advenimiento de las cámaras anexas a los teléfonos celulares tenía la posibilidad de tomar todas las fotos que quisiera sin gastar dinero en rollos ni revelado. Todavía en el 2012 esas cámaras no tenían la definición que poseen hoy en día, pero las fotos eran bastante nítidas.

En noviembre, luego del día de acción de gracias, uno de los parques de Bellevue, ciudad cercana a Seattle, se engalana con luces para celebrar la llegada de la temporada festiva y va mucha gente a ver los arreglos luminosos que cambian todos los años. El 2012 Microsoft repartió entradas para que sus empleados y contratistas fuesen a ver el jardín antes que se abriera la exhibición al público en general; como tenía que trabajar y no había carro, le dije a Gitty que fuera a ver el jardín porque le iba a gustar y que me enseñara las fotos después.

Si bien no quería ir sola, tampoco estaba dispuesta a perder la oportunidad y el lunes 26 en la tarde se fue a Bellevue a visitar el parque porque luego no iba a haber tiempo y la entrada se vencería.

Cuando regresó me comentó que el parque era muy bonito y las luces con las que lo adornaron se veían espectaculares, además como no llovió pudo tomar buenas fotografías a pesar de haber oscurecido y tener el lente de la cámara sucio.


  Tomó mas de 100 fotos con su teléfono, cuando me las enseñó le dije que había por lo menos una docena de ellas que estaban muy bien tomadas, como para imprimirlas, porque así de buenas se veían.

- Bueno, pero mientras tanto las voy a dejar grabadas en el teléfono.

- Por si acaso voy a subir las mejores a Facebook para que se queden en la nube por si se da el caso que la memoria que tienes en el teléfono se dañe.

- Nadie va a ver esas fotos.

- No importa si nadie las ve, es principalmente por seguridad, así no se pierden porque siempre se van a poder bajar de mi perfil.

- ¿Y eso no se puede perder? 

- No, se quedan almacenadas en servidores como los que están en las granjas donde estoy trabajando.

- ¿En computadoras?

- No, son como redes de almacenamiento enormes; en esos servidores están todos los datos de los usuarios de las redes sociales, y como no soy celebridad nadie le para bolas a los míos y así tus fotos se guardan sin peligro.

- Bueno, sube las que te parezcan buenas.

- No, subo las que tú creas que se ven bien.

- Bueno, lo hacemos entre los dos.

Estuvimos un par de horas en esa tarea y así quedaron almacenadas las fotografías, lo que fue una excelente idea porque luego de un tiempo la memoria de su teléfono se dañó y se perdieron unas cuantas gráficas que ella había tomado que no se respaldaron ni en un disco auxiliar ni en la nube.

Con el tiempo ella fue puliendo sus destrezas fotográficas y llegó a tomar instantáneas que parecían profesionales, tanto de paisajes como de flores; tenía el instinto del fotógrafo, a pesar de no haber estudiado nada al respecto.

No hablo de sus destrezas manuales porque eso lo haré en otros capítulos, sus manos eran mágicas y podía hacer de todo con ellas, tejer, pintar, esculpir, dibujar, etcétera. Si hubiese vivido mas habría tenido la oportunidad de perfeccionar sus artes y pasar su vejez siendo una artista, porque así de buena era.

Lástima que tuvo tan poco tiempo para desarrollar sus inmensas habilidades manuales.

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