miércoles, 1 de febrero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 127: Nos mudamos al apartamento 107.

 La semana que empecé a trabajar en oficina le dije a Gitty que mejor nos enfocábamos a buscar los muebles en serio cuando nos cambiáramos de apartamento, porque no tenía sentido meterlos en el 105 para luego tenerlos que sacar menos de un mes después con todos los riesgos de golpes y rayones que podrían suceder. Estuvo de acuerdo conmigo y esperamos hasta que nos entregaran las llaves del de dos habitaciones.

El dos de marzo Mónica nos dijo que el apartamento estaba listo y podíamos mudarnos cuando lo estimáramos conveniente, así que el día tres lo hicimos. Llamé al señor que nos había ayudado antes y con un ayudante que trajo pusimos manos a la obra; la distribución de los apartamentos no era la mejor para estos menesteres, porque en vez de estar todos en un mismo pasillo están divididos en bloques de dos con un pasillo común. Como nos mudábamos del 105 al 107 en el medio estaba el 106, y eso implicaba bajar dos pisos y luego subir otros dos en vez de caminar de un apartamento al otro.

Con todo y ese inconveniente terminamos el proceso en menos de cuatro horas, le pagamos a los señores y quedamos instalados, luego me fui al 105 a limpiarlo y aspirarlo para que quedara como nuevo.

Ya en nuestra vivienda definitiva, al menos por el futuro previsible, nos pusimos a buscar una mueblería en serio y la encontramos en la zona industrial de Tukwila, en unos galpones que albergan oficinas y depósitos. Compramos un juego de recibo (sofá de tres puestos, otro de dos y una banqueta, todo de cuero) y uno de comedor (mesa con seis sillas), junto con un mueble para la sala y dos gaveteros para los cuartos; todo salió por menos de dos mil dólares, cantidad que solamente nos alcanzaba para el comedor o el recibo en las demás mueblerías.

Aquí Gitty empezó el proceso de convertir la vivienda en un hogar, adornándola y arreglándola a su gusto, tarea que le llevó varios meses y que la hizo muy feliz. Algo que repetía de forma recurrente cuando estábamos acostados en la cama los fines de semana, especialmente los domingos en la tarde, era:

- ¿Verdad que el apartamento es bien cómodo?

- Sí, es cómodo.

- ¿Y se siente como si fuera una casa?

- Sí, se siente como si fuera una casa.

- ¿Y que está bien bonito?

- Sí, está muy bonito y cada día se ve mejor.

- Desde que llegamos a Estados Unidos es el primer lugar bonito en el que vivimos, porque en Miami siempre vivíamos en huecos.

- Bueno, no tanto así, el problema era que todos los lugares eran chiquitos.

- Sí, pero aquí tenemos espacio y no hay cucarachas.

- Eso es lo mas importante.

- ¿Y cuánto crees que vivamos aquí? Tú siempre la pegas con el tiempo que vamos a vivir en un lugar.

-Por lo menos 10 años.

- ¿Tú crees?

- Sí, el lugar es bonito, te gusta, se gana lo suficiente para pagarlo, así que podemos vivir bastante tiempo aquí. A nuestra edad embarcarnos en comprar algo propio puede ser muy complicado y costoso, y este apartamento es muy cómodo.

- Sí, entonces vamos a disfrutarlo bastante tiempo.

- Eso es lo que va a pasar, tenlo por seguro.

Esa conversación, palabras mas o palabras menos, la tuvimos muchas veces a lo largo de todos estos años. Gitty se sentía contenta de vivir en este lugar, y se podía ver en las fotos que se tomó cuando llegaron los muebles. 


También hizo varios POV del apartamento, antes, durante y después de su arreglo. Con el tiempo se añadirían adornos, cuadros y fotos que lo hacían mas acogedor; todo siempre dirigido por Gitty, que siempre tuvo buen gusto y tino para adornar, que la decoración también es un arte.


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