martes, 28 de febrero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 153: Nos reconciliamos.

 Trabajar solo y lejos de la casa es algo muy difícil de hacer, por eso los empleos que tienen tales características tienden a ser bien pagados porque poca gente tiene el aguante necesario para desempeñarlos. Yo tenía capacidad para ese tipo de trabajos y por eso me especialicé en ellos, porque pagaban mas y tenía ese aguante.

Gitty no era el tipo de persona adecuada para ese tipo de empleos porque era muy pegada a su hogar y le gustaba siempre estar cerca de él, así pasara varios días sin ir a casa; pero sabía que podía tomar un autobús o un taxi y en unos pocos minutos llegaría a su vivienda. A cuatro horas de distancia eso era imposible y tal cosa le afectaba mucho, mas cuando tomó el empleo durante un arrebato de rabia y no luego de un proceso racional de reflexión respecto a la conveniencia o no de aceptarlo.

 El día de su cumpleaños 47 al menos lo pasó en casa y así le pudimos cantar el cumpleaños feliz, darle algunos regalos y hasta picar una torta; luego la fueron a buscar para regresar a Amanda Park y la semana siguiente prepararon una excursión para llevar a los niños de la tribu al resort Great Wolf Lodge que está en las afueras de Centralia.


 Ese fue el no va mas de Gitty con esos jefes. Supuestamente, según las condiciones que habían establecido al contratarla, durante las salidas se le pagarían hospedaje y comidas, pero resultó que no era así; al llegar al resort le indicaron a Gitty que la alimentación corría por su cuenta, es decir, que tendría que pagar su propia comida. Como era natural, bajo esas condiciones, no aclaradas desde un principio, no se podía trabajar.

Así que Gitty cortó por lo sano y renunció al regresar a Amanda Park; un mexicano que trabajaba para la tribu le dio el empujón hasta el apartamento y allí terminó su aventura.

Algún tiempo después le diría que eso fue muy loco y que tenía que ser un poco menos impulsiva al hacer las cosas, porque no era bueno estar cometiendo errores así y como cosa extraña ella estuvo de acuerdo; esa conversación fue antes del diagnóstico de cáncer.

Lo cierto del caso fue que regresó y le tocaría buscar otro empleo luego de este tropiezo, por suerte no le pusieron una mala evaluación en el portal y así no tuvo deméritos. Mientras se recomponía y regresaba a contactar potenciales clientes, fuimos a hacer mercado y ella decidió comprar un tubo de algo llamado "lubricante personal" para demostrarme que el dolor que había sentido se debía a problemas de lubricación y nada mas.

Unos días después del mercado me dijo que era tiempo de reanudar nuestra vida sexual y le dije que el problema se presentaba por el dolor que ella sentía, a lo que me respondió que para eso había comprado ese producto, así no sufriría de resequedad y no sentiría dolor.

Al final me convenció y procedimos a hacer la prueba; el líquido ese pareció hacer efecto y ella se sintió de lo mejor. Al recuperarnos de la actividad me comentó:

- ¿Viste que el problema venía porque no estaba lubricando bien y por eso sentía dolor?

- Bueno, parece que eso era, pero igual siempre es bueno que te controle un médico por si acaso.

- La menopausia dura varios años, para mi próxima tanda de exámenes ya explicaré todo y me pondrán en control.

- Mientras mas pronto mejor, porque uno nunca sabe.

- Lo principal es que ya no tengo dolor y puedes cumplir tus obligaciones conmigo.

- Sí, y eso no es ninguna obligación, ojalá fueran todas así.

- Entonces ya se acabó la controversia.

- Sí, así es.

De alguna manera el lubricante vaginal sirvió como una máscara para el problema hasta febrero de 2015 cuando ya no se pudo tapar mas el monstruo que estaba oculto y latente hasta ese momento, catástrofe de la que no teníamos ni la mas mínima idea.

Mientras tanto, ese 22 de mayo le celebramos el cumpleaños a Lucy, celebración que le empezamos a hacer anualmente desde entonces. 


lunes, 27 de febrero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 152: La segunda bandera roja.

 


A principios de abril regresé a Tukwila luego de terminar el trabajo de campo, ese último mes fue horrible porque no podía dormir ni concentrarme en el trabajo, luego supe que eran los síntomas del PTSD por sus siglas en inglés ( en español, síndrome de estrés postraumático) causado por las intensas tensiones mentales y emocionales recibidas durante la gravedad y muerte de mi madre; simplemente el hecho de estar tan lejos y no poder hacer nada al respecto me generó un estrés imposible de superar.

Ni el accidente donde casi pierdo la vida, ni las múltiples situaciones de riesgo total que viví en Venezuela me causaron este problema, pero esta fue la gota que rebasó el vaso. Finalmente tendría que dejar de viajar y trabajar en algo que no necesitara que yo saliera de la ciudad.

En todo caso, estaría en oficina los próximos dos meses, cosa que alegró mucho a Gitty porque a ella no le gustaba que estuviese viajando. Ese mismo mes ella terminó un contrato y estaba en busca de otro; uno de los potenciales candidatos era la tribu Quinnault que necesitaba alguien para ocuparse de unos niños, pagaban bien pero eso implicaba que ella tendría que irse a la población de Amanda Park, situada a mas de 200 kilómetros de distancia que se traducían en mas de cuatro horas de camino.

Ella casi que descartaba la oferta porque no le gustaba trabajar lejos de casa, pero al final la tomó debido a una fuerte pelea que tuvimos, la última, y fue debido a la aparición de la segunda bandera roja que advertía de su enfermedad.

A Gitty siempre le gustó la intimidad conmigo, no porque yo fuese un galán apetecible ni porque tuviera dotes donjuanescas o de gran amante, era porque ella me moldeó a su gusto y me convertí en su amante ideal; era capaz de hacerle sentir placer sin necesidad de que ella me estuviese guiando ni que tuviera que sentir sensaciones desagradables, era como un vestido hecho completamente a su medida y ella disfrutaba tal cosa, por lo que buscaba que hiciéramos el amor cada vez que se podía.

También, desde el principio de nuestros encuentros, por allá por 1986, le dije que para evitar eso de que yo la estuviese forzando a tener relaciones cuando ella no quería, mejor que ella fuera quien tuviera el control, que de todas formas yo era como los Boy Scouts, estaba siempre listo.

- Pero a veces voy a querer que tú me busques, me respondió.

- Esas situaciones se van a presentar y la vamos a pasar muy bien cuando se presenten, te lo aseguro.

Y así era, a veces era yo quien iniciaba el proceso y ella estaba feliz cuando eso pasaba.

Con la coincidencia de que ambos estábamos en la casa y que Graciela se había mudado a una residencia universitaria parecía que podríamos vivir una segunda luna de miel, pero las cosas no salieron como se esperaba; el día que empezamos a tener relaciones observé que ella hacía muecas de dolor, por lo que me detuve inmediatamente y le pregunté:

- ¿Qué te pasa, te duele algo?

- Es que siento algo de dolor durante la penetración.

- Eso no es normal, es la primera vez que te veo así.

- Debe ser que no he lubricado bien.

- No me parece, nunca has tenido problemas de ese tipo.

- Acuérdate que tengo la menopausia y eso afecta a la lubricación.

- La verdad que no me convence mucho, algo mas debe de estar pasando.

- No me pasa nada, me hice los exámenes en marzo y todo salió normal, lo que pasa es que a lo mejor me voy a tener que acostumbrar a hacerlo con dolor.

- No me convence para nada, mejor dejamos esto así y luego que vayas al médico, te revisen y determinen que no hay problema seguimos, me da mucho miedo que te vaya a causar daño.

- ¡Lo que pasa es que tú exiges mucho y luego te vas a buscar a otra con esa excusa!

- Coño chica, que no es ninguna excusa, tienes dolor y eso no es normal.

- ¡Eso puede pasar durante la menopausia y el hombre tiene que comprender!

- Cuando hay dolor Google no es suficiente, tiene que haber una explicación médica.

- Pues entonces te esperarás hasta el año que viene, porque es cuando me toca el control.

- Tranquilízate y veamos que solución se le puede encontrar a esto.

- ¡Tranquilizarme un coño, y la solución es que me voy a ir al carajo y te buscarás un nido de bachacos o un avispero si quieres meterlo en algún lugar, o te buscarás a otra!

- Deja el peo, lo que te digo es que debes ir al médico porque no deberías tener dolor, eso es todo, no tienes por qué arrecharte.

A todas estas ella se había vestido y levantado de la cama,

- ¡Yo hago lo que me da la gana y no me voy a calar eso que tú dices, y ultimadamente voy a coger el empleo en Amanda Park, así no te veo mas!

- Bueno, haz lo que tú quieras, al final es decisión tuya.

Ella se fue al baño a ducharse y yo me quedé en el cuarto. Durante los días siguientes contactó a la jefa de la tribu y con la ayuda de Graciela se puso de acuerdo con ella; creo que se hizo pasar por divorciada o algo así, y una semana después se fue a trabajar.

Todo ese tiempo mantuvo la mínima comunicación posible conmigo y ni siquiera se despidió de mí cuando se fue.

Luego, cuando se le diagnosticó el cáncer, le explicaron que eso era algo natural, el falo presionaba el tumor y eso generaba dolor, así de sencillo; desgraciadamente no se le hizo caso a esa advertencia casi un año antes del diagnóstico, que sumada al hecho de los sangrados irregulares era suficiente para un despistaje profundo de cáncer ginecológico, no solamente el de cuello uterino.


domingo, 26 de febrero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 151: La primera bandera roja.

 El viernes 21 de febrero regresé a Tukwila por 15 días como un permiso especial debido al fallecimiento de mi madre, comuniqué la mala nueva a la alta gerencia y accedieron a darme un descanso de dos semanas por duelo. Gitty me esperaba en el apartamento y me abrazó, Fue la primera vez desde la enfermedad de mi madre que pude expresar mis sentimientos y simplemente me derrumbé en sus brazos; fue tan fuerte el momento que ella también se puso a llorar al verme así.

Luego de un largo rato sentados en el sofá pude recomponerme lo suficiente como para preguntar por todo lo acontecido durante mi ausencia y una de las primeras cosas que me dijo fue que estaba teniendo los primeros síntomas de la menopausia porque ya no tenía periodos como tales sino sangrados irregulares. Le respondí que igual sería buena idea que fuera al médico para que empezaran a controlarle la menopausia en caso de que esa fuera la causa de tal cambio.

Me dijo que lo iba a considerar porque igualmente en un par de meses tenía que hacerse la mamografía y el papanicolau. Desgraciadamente ninguno de esos exámenes detectaba irregularidades en el endometrio pero para ese entonces no había sospecha alguna acerca de lo que estaba por venir.

Esa noche Graciela al llegar me comentó que al día siguiente habría una manifestación de venezolanos en La Aguja y que deberíamos ir; como no había nada mejor que hacer le dije que estaba bien y que podíamos ir todos, eso serviría de distracción para no estar en el apartamento pensando acerca del fallecimiento de mi mamá. El acto era en respuesta y apoyo a las protestas que ocurrían en Venezuela durante aquellos tiempos, fenómeno conocido como "la salida," el cual fue brutalmente reprimido por las fuerzas de la dictadura con el resultado de múltiples muertos, heridos y presos políticos.

También mi hermano me hizo llegar una foto para mostrarme donde había puesto las cenizas de mamá y como había preparado el lugar.

Ese sábado 22 fuimos a la aguja y nos encontramos conque la comunidad de venezolanos en Washington era mucho mas grande de lo que creíamos; Graciela se puso a declarar a la filial de Univisión en Seattle y se puede decir que fue su primera vez frente a las cámaras, porque luego, al convertirse en activista por los derechos de migrantes y minorías aparecería muchas otras veces en prensa y TV.

Luego de la manifestación seguimos en contacto con algunas personas que conocimos allí, porque como dato curioso lo de Venezuela coincidió con el levantamiento de los ucranianos conocido como el "movimiento Maidán" y ambas comunidades en Seattle se apoyaron mutuamente durante las protestas en sus respectivos países. La gente de Ucrania pudo salir victoriosa, pero no sucedió lo mismo con los venezolanos; lo bueno de todo esto fue que un muchacho del estado Táchira conoció a una joven de Kyiv, se enamoraron y casaron, así que en nuestra ciudad se produjo de cierta manera la unión de ambos países a través de esa bonita pareja.

Cuando terminó el permiso y tuve que regresar a Hawaii le dije a Gitty que tenía que controlarse la menopausia y que al yo volver la primera semana de abril ya debería haberse hecho los exámenes de rutina según el calendario que ella tenía, que me mantuviera informado y que se cuidara. Así nos despedimos, sin saber lo que estaba cocinándose dentro de su cuerpo.    

sábado, 25 de febrero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 150: 8 de febrero de 2014.


 La madrugada del sábado 8 de febrero aproximadamente a la una mi hermano me envió un mensaje por WhatsApp para ver si me llamaba, le respondí que mejor lo hiciera unas horas después porque ese día había estado trabajando hasta tarde y estaba bastante cansado. Todos los días en la mañana venezolana el me llamaba para darme un reporte de la salud materna, así que pensaba que sería algo similar y podría esperar un poco y yo al levantarme lo llamaría de vuelta.

Este día no era así. Mi hermano me escribió que no había tiempo y le dije que me llamara entonces; mientras él buscaba comunicarse llamé a Gitty y le dije que sospechaba que algo había pasado porque José me iba a llamar urgentemente.

La conecté a través de WhatsApp como llamada en conferencia y a los pocos minutos me llamó mi hermano para darme la noticia directamente:

- Mamá falleció a las 3:38 de la madrugada.

A través del teléfono pude escuchar a Gitty decir en voz alta:

- ¡Dios mío, que el Señor la tenga en su gloria!

Como en Seattle eran las 3 de la madrugada todo estaba en silencio y la exclamación de Gitty despertó a Graciela, que se levantó de la cama y le preguntó a su mamá que pasaba, a lo que ella le respondió:

- Tu mamacela acaba de fallecer.

Al momento se puso a llorar a gritos mientras Gitty nos decía:

- Graciela está tirada en el suelo llorando y aquí está nevando.

Eso fue algo que Gitty siempre recordaba, el hecho de que la noche de la muerte de mi mamá había estado nevando, de hecho me envió un par de fotos del estacionamiento del edificio.

Si bien ya sospechaba ese desenlace debido a que la neumonía estaba fuera de control eso no aminoraba el impacto del golpe.

Todos sabemos que por ley de vida nuestros padres abandonarán este mundo primero que nosotros, y así pasará con nuestros hijos, que nos verán partir también. Aun con esa resignación instalada en nuestros cerebros de forma automática desde el nacimiento esas pérdidas duelen porque con nuestros padres se va nuestra infancia y todas las experiencias que vivimos durante el principio de nuestras vidas. Luego de su partida lo único que nos quedará serán los recuerdos.

Casi tres años después vivía lo mismo que vivió Gitty el 11 de mayo de 2011 y bajo condiciones casi similares; ACV seguido por una infección hospitalaria que degeneró en neumonía, dos muertes que no tenían que haber sucedido. Si a mi suegro lo hubiesen atendido en un centro de salud privado de Caracas muy posiblemente se habría salvado, era muy joven como para haber muerto de esa manera; su fallecimiento fue prematuro debido a circunstancias relacionadas con mala atención médica debida a falta de recursos para pacientes como él.

En el caso de mi mamá, en cualquier hospital medianamente dotado de cualquier lugar del mundo la habrían sacado del cuadro, estabilizado y podría haberse recuperado para vivir algún tiempo mas. Desgraciadamente, el caos hospitalario debido a falta de financiamento, escasez de personal especializado y equipos dañados, sin uso o parados por falta de repuestos causaron que estuviese varada una cantidad inaceptable de tiempo en un lugar donde su salud corría riesgos enormes y sin un tratamiento acorde a la condición crítica que tenía.

Ver morir a un ser querido es la peor experiencia que puede vivir una persona y mi hermano tuvo que pasar por eso a sabiendas de que tal desenlace no se habría producido si se hubiesen tomado medidas urgentes como trasladar a mi mamá al hospital militar.

Yo tuve que aguantar todo esto solo y poniendo cara de póquer durante todo ese tiempo porque lo que estaba pasando al final no era problema de nadie y no tenía que estar importunando  con mis asuntos personales. El proceso mental y emocional fue tan duro que luego desarrollé PTSD y quedaría incapacitado para trabajar viajando, pero eso se comentará mas extensamente en futuras entregas.

Ahora solamente existía algo cierto, mi madre había muerto y tocaría ocuparse de sus exequias. José se había quedado sin dinero y tendría que ayudarle con los gastos fúnebres, pero en aquel entonces era sumamente difícil transferir divisas a Venezuela desde EEUU. Por suerte, Carlos mi amigo nos ayudó y le depositamos 200 dólares para cubrir el costo del funeral mientras él iba con José a pagarlo, porque todo tenía que ser hecho ese fin de semana, cuando las agencias bancarias estaban cerradas. Mi mamá quiso que sus restos fueran cremados y se respetó su última voluntad. Adicionalmente, debido a la descomposición social del país, enterrarlos en el panteón familiar ubicado en el cementerio general del sur no era una opción porque muy probablemente quedarían a merced de las bandas de profanadores de tumbas que pululan en ese camposanto donde gran parte de las tumbas han sido abiertas. Así las cosas, sus cenizas irían para su apartamento y mi hermano sería su custodio.

El último obstáculo que se presentó fue que los encargados de la funeraria necesitaban una autorización mía porque al ser dos los hijos de mi madre, ambos teníamos que autorizar el procedimiento; así que tuve que escribir una carta  y mandarla como anexo de un correo electrónico para que se finalizaran los procesos preparatorios.

El funeral de mi madre no fue muy concurrido, pero todos los que estuvieron allí lo hicieron porque la querían y fueron a despedirse, lo que importa en estos casos no es la cantidad de gente sino la calidad del cariño que sentían por la persona fallecida y con eso basta.

Mi madre fue una mujer que vivió tiempos difíciles como madre soltera, enfermera autodidacta y cabeza de casa, cometió errores como cualquier otra persona, pero sus virtudes los sobrepasaban por mucho. Fue alguien servicial que era capaz de quitarse su propia ropa para dársela a quien tuviera necesidad; tuvo una crianza extremadamente brutal porque así eran las cosas en aquellos tiempos y tales tratos le dejaron secuelas que durarían toda su vida. Fue una muy buena madre y a pesar de todas las dificultades que se encontró en el camino pudo criar a dos hijos que no cogieron por los malos caminos y fueron capaces de engendrar descendencia. No podemos juzgar sus actos con los estándares de hoy en día, eran los que se conocían en sus tiempos y al final dieron resultados positivos, que es lo que importa.

Fue una gran mujer que no debió haber muerto de la manera como murió.


viernes, 24 de febrero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 149: Mi mamá enferma gravemente (y II)

 La única solución viable para sacar a mi mamá de la antesala de la muerte en la que estaba era trasladarla a otro centro asistencial público, ya que hacerlo a uno privado era imposible debido a las enormes cantidades de dinero que se necesitarían; y no en la moneda de comiquitas venezolana sino en divisas duras, es decir, dólares o euros. 

El único lugar medianamente aceptable era el hospital militar Dr. Carlos Arvelo que estaba en una condición relativamente buena debido al hecho de ser el principal centro hospitalario de las fuerzas armadas en una dictadura militar. Mi madre podía ingresar al lugar previa solicitud de un miembro activo o retirado de alguna de las cuatro fuerzas y esta persona existía y podía hacerlo, pero no lo hizo. Durante varios días clave puso a mi hermano en la penosa labor de suplicar a los burócratas de turno en el hospital para que le cedieran una cama a nuestra madre, pero la respuesta era siempre la misma:

- Para eso se necesita una solicitud por escrito de un oficial perteneciente a alguna de las cuatro fuerzas, una vez que la recibamos autorizaremos el ingreso de su señora madre.

El problema estaba en que el individuo que tenía que hacer la solicitud no la hacía, y luego explicó que su inacción se debía al hecho de que quería "darle una lección" a mi hermano por ser tan inmaduro, irresponsable y despreocupado en la vida. Desgraciadamente, esa "lección" se daba a costa de la salud y la vida de una persona que necesitaba desesperadamente atención médica especializada y que cada día de retraso en recibirla disminuía su expectativa de vida de forma drástica.

Gitty me mantenía informado y me comentaba acerca de las peripecias y trabajos que pasaba mi hermano buscando un lugar al que trasladar a mamá hasta que me dio su número de contacto para conectarnos a través de WhatsApp y así pude hablar directamente con él. Con las explicaciones que me dio acerca de la situación me di cuenta que tendría que buscar ayuda urgente porque lo del hospital militar no se veía viable en el corto plazo.

No me quedó mas remedio que lanzar una bengala a través de Facebook y aparecieron dos amigos que me ayudaron a bajar la presión; fueron mi compañero de escuela Denis González, que es médico y estaba trabajando en Atlanta, GA como ginecoobstetra y Carlos Pericchi en Caracas que tenía contactos con médicos especialistas. De inmediato pusieron manos a la obra y varios neurocirujanos hicieron acto de presencia en el hospital y establecieron una estructura terapéutica; gracias a estos contactos también se pudo trasladar a mi mamá al único piso de hospitalización disponible en el Pérez Carreño y donde solo se podía ingresar moviendo influencias. En ese piso también estaban las instalaciones de terapia intensiva para pacientes críticos.

El diagnóstico por fin se pudo conocer, Ictus que comprometió el lado derecho de su cerebro y afectaba la movilidad del lado izquierdo de su cuerpo. A pesar de todo era relativamente suave y podía ser rehabilitada aunque debido a la tardanza para tratar a la paciente iban a quedar secuelas.

En el piso al menos tenía atención continua pero no permitían acompañantes nocturnos, lo que impedía que mi hermano se quedara con ella; de paso había surgido una complicación bastante grave: en los NUEVE DÍAS que mi mamá estuvo en la emergencia del hospital, con el hacinamiento y la exposición a los elementos, contrajo neumonía y eso era muy grave debido a su edad y condición. 

Casi dos semanas después del suceso fue que el oficial "amigo" se dignó a enviar la solicitud al hospital militar y por fin autorizaron el traslado el 28 de enero. En ese lugar al menos podría recibir visitas, y si bien sacarla de donde estaba era arriesgado, ya para ese entonces el mal estaba hecho.

No iba a estar en una suite de lujo ni tendría toda la atención que habría tenido en el hospital Harborview de Seattle, pero al menos estaría en una habitación y podría recibir visitas.

Cuando llegó al hospital fue que el militar se dio cuenta de la enorme cagada que había puesto, pero ya no quedaba nada por hacer. Se quedó varias noches con su esposa pero en sí daba igual que estuviera o no porque mi madre estaba sentenciada, la neumonía le estaba llenando los pulmones de líquido y no se tenían las herramientas que pudiesen revertir tal situación.

jueves, 23 de febrero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 148: Mi mamá enferma gravemente.


 Hacía ya varios meses desde que había empezado a viajar de nuevo, fui integrado a los equipos de especialistas que se encargaban de optimizar el software de telecomunicaciones y eso me hacía ir a los lugares donde se hacían pruebas de nuevos equipos y redes. Esto se hace en lugares remotos del país, estados como Alaska, Kansas, Utah, North Dakota, Wyoming o Hawaii.

En esta ocasión mi equipo estaba trabajando en la isla de Molokai, la menos habitada del archipiélago y la mas aislada, a pesar de estar casi en el centro de este; en todo caso era un lugar ideal para hacer pruebas debido a sus circunstancias particulares. El hospedaje en el lugar también era escaso y el servicio de telefonía no cubría toda la isla por razones obvias.

Gitty sabía mis horarios porque se los había explicado y en todo caso si necesitaba hacerme saber algo fuera de esos tiempos me mandaba un mensaje de texto que leería apenas tuviera señal y la llamaría de regreso o le respondería el mensaje.

El viernes 10 de enero me mandó un mensaje de texto que decía solamente: "llámame apenas tengas un chance." Eso fue lo que hice y me dio la noticia casi de inmediato:

- A la señora Graciela le dio un ACV esta mañana hora de Venezuela y se la llevaron al hospital Pérez Carreño, Marlene me llamó para decirme y ella está en la emergencia del hospital con tu mamá.

- ¿Y qué mas se sabe?

- Hasta ahora es lo único que me ha dicho, luego se va a comunicar conmigo para darme mas detalles.

- Ok, me mantienes informado, lo malo es que aquí no hay casi cobertura.

- Quédate tranquilo y ocúpate de tu trabajo, yo estoy aquí y estoy pendiente, apenas sepa algo nuevo te escribo y luego hablamos.

Aquello me cayó como un baño de agua fría, en un lugar remoto en el centro del océano Pacífico y casi sin posibilidades de mantenerme comunicado mientras estaba, paradójicamente, trabajando en un proyecto de telecomunicaciones. En la isla solamente había un hotel  digno de tal nombre que también era resort y era el lugar en donde el equipo se hospedaba, por suerte había buena recepción celular.

Esa noche llamé a Gitty y le dije que siempre tendría el teléfono encendido en el hotel por si había novedades con la salud de mi mamá y que a cualquier hora que llamara lo contestaría.

Durante ese fin de semana me fui enterando a cuentagotas de lo que pasó. Mi mamá empezó a sentirse mal y tuvo chance de llamar a Marlene, que vive en el primer piso del edificio, para que la ayudara; cuando Marlene llegó ya el ACV había hecho efecto y mi mamá estaba semiinconsciente en el piso de la sala de su apartamento. Como se pudo lograron montarla en un taxi porque en Caracas las ambulancias son casi inexistentes y la llevaron al hospital público que no estaba en un estado de carraplana total, el Miguel Pérez Carreño.

Al llegar al hospital la pasaron a emergencia y le brindaron cuidados básicos, pero ninguno de los necesarios para hacer un diagnóstico rápido ni tampoco se hicieron los procedimientos urgentes de rutina en estos casos para prevenir mayores daños al cerebro, simplemente le buscaron un espacio en el salón de emergencias y allí quedó montada en una camilla.

El sábado 11, por fortuna, apareció mi hermano y pudo iniciar algunos trámites a ver qué se podía hacer en el caso. Se necesitaban ciertos exámenes que no se podían hacer en el hospital y había que buscarlos en otros sitios, hablamos de tomografías (CT scans) y exámenes de sangre. Ese hospital, en los tiempos de la democracia, llegó a ser uno de los mas avanzados y mejor dotados de toda latinoamérica, fue el primero del subcontinente donde se hicieron transplantes de corazón, riñón, hígado y pulmón. Para 2014 no era ni la sombra de lo que había sido 20 años antes.

Todos esos exámenes costaban dinero, y por suerte, al menos mi hermano tenía algo y pudo pagarlos. Sin embargo, luego de haber pasado seis horas desde el ataque original, si no se habían tomado medidas de emergencia básicas las probabilidades de que el paciente se recupere son prácticamente nulas. Para empeorar mucho mas las cosas, no había camas disponibles en el hospital y lo que le quedaba era seguir en la zona de emergencias, que es el peor lugar posible para un paciente así, especialmente durante los meses mas fríos del año, que son normalmente enero y febrero.

Estar en ese sitio, casi que expuesto a los elementos, puede causar complicaciones indeseables, por lo que había que buscar la manera de sacar a mi mamá de allí. En el siguiente capítulo explicaré como personas a quienes ella ayudó mucho a lo largo de su vida le fallaron miserablemente en su momento de mayor necesidad. 

miércoles, 22 de febrero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 147: Como evolucionó la relación entre Gitty y mi mamá


 Hay personas de temperamentos muy fuertes y con personalidades difíciles. 

Existe una teoría que propone una hipótesis acerca de la búsqueda de la pareja, y explica que las personas tienden a elegir a alguien similar a su padre o su madre, cosa que los científicos que la propusieron han buscado demostrar a través de múltiples estudios.

Lo cierto del caso es que desde un principio ellas fueron como el agua y el aceite, imposibles de mezclar, puesto que las dos tenían formas de ser muy parecidas y eran muy duras en sus convicciones; esto hacía una potencial convivencia o aun la coexistencia pacífica imposible. Con el tiempo  y la madurez que este trae, Gitty y yo pensamos en varias situaciones que originaron esta animosidad:

1.- Una madre quiere la mujer perfecta para su hijo y las mujeres perfectas no existen. Lo mas cercano a la perfección femenina es la mujer que el hombre escoge porque es la que él considera perfecta.

2.- El fenómeno de la madre castradora, la que piensa que el deber de alguno de sus hijos es el de renunciar a su propia vida para convertirse en un apéndice de su madre hasta que ella muere; momento en el que el desventurado se halla indefenso y sin herramientas para enfrentar la vida adulta, puesto que nunca creció como hombre.

3.- Animosidad personal dada por la similitud en los caracteres, siguiendo el viejo principio del magnetismo donde polos iguales se repelen.

O muy posiblemente una combinación de esas tres razones.

Lo cierto del caso fue que la relación entre ambas era imposible y los años 1989 y 1990 fueron un infierno para Gitty debido a la guerra que mi mamá le hizo, tanto así que literalmente tuvimos que romper relaciones con ella para salvar nuestro matrimonio; y ese distanciamiento con altos y bajos duró hasta el embarazo de Graciela, cuando se inició un acercamiento gradual entre ambas motivado no solamente al hecho de ser la primera nieta que iba a tener, sino también a que mi mamá siempre quiso tener una hija hembra, y nuestra niña hizo realidad tal deseo.

A pesar de ese acercamiento, todavía se presentaban situaciones un tanto extrañas, como Gitty me comentó acerca de una conversación que tuvieron un día mientras yo estaba trabajando durante las primeras semanas de vida de Graciela:

- Tu mamá me dijo hoy algo muy loco.

- ¿Qué fue lo que te dijo?

- Me dijo: "yo sé muy bien lo que tuviste que hacer con mi hijo para que tuvieran a la niña."

- ¿Y qué le respondiste?

- Me quedé 👀👀👀😬😬😬.

- Verga, también estoy sin palabras, ¿y cómo pretendía que iba a tener una nieta? ¿una bebé probeta? Esa vaina sale muy cara y además no hay diversión alguna.

- Pues sí, me salió con esa vaina, es cosa de locos.

- Bueno, ya se le pasará.

Poco a poco se fueron aproximando de una manera mas bien arisca gracias a la nieta, que era los ojos de su abuela, quien no negaba la existencia de sus otros nietos a los cuales también quería mucho; pero Graciela era su debilidad, especialmente porque decía que tenía un parecido sorprendente al de su mamá, mi abuela materna.

Así, a pesar de todos los problemas y conflictos pasados, lentamente fueron forjando una amistad que se consolidó definitivamente al nosotros emigrar; a partir de entonces hablaban por teléfono varias veces a la semana; Gitty le pedía consejos y mandaba encomiendas a Venezuela. De una forma o de otra se tenían aprecio y conversaban bastante, siendo su principal tópico el hablar mal de mí y se descargaban de lo lindo mientras lo hacían.

Al final no me importaba porque eso servía para condimentar su relación y bien merecido me lo tenía por muérgano, inútil y bueno para nada.

Gitty para entonces consideraba a mi mamá como su mejor amiga, y aquí está en sus propias palabras.

Desgraciadamente no teníamos idea de que esa amistad tendría su punto final a principios de 2014.

martes, 21 de febrero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 146: Se va el 2013.


 Las fiestas de fin de año del 2013 fueron en cierta forma las últimas que pasamos sin una sombra sobre nosotros. No había forma de saberlo para ese entonces, pero el 2014 empezaría con la gravedad y posterior muerte de mi mamá y el cáncer apoderándose silenciosamente, sin prisa pero sin pausa, del cuerpo de Gitty.

El día de acción de gracias hicimos lo tradicional para nosotros, la cena con su pavo, quesillo y ensalada de gallina; el 24 lo pasamos en casa, abrimos los regalos y nos fuimos a pasear el día de navidad.

Por cierto, la bufanda que modela Gitty en las fotos la tejió ella misma, no recuerdo cuánto tiempo le llevó hacerlo, pero sí que usó mas de un rollo de estambre, porque me mandó a comprarlo, de eso sí me acuerdo.

Para el 31 de diciembre nos quedamos en el apartamento porque habíamos tenido mucho ajetreo y preferimos ver los fuegos artificiales por la televisión. Todos los años, aproximadamente a la medianoche venezolana, que en Miami era a las 11 y en Seattle a las 8, llamábamos a mi mamá para desearle el feliz año al igual que lo hacíamos a la misma hora el día de navidad (en nuestro caso todavía era la víspera) para darle la feliz navidad. Desde el 2002 iniciamos esa costumbre y el 2013 no iba a ser la excepción.

Muy lejos estábamos de imaginar que esa sería la última vez que le daríamos el feliz año a mi mamá. Si bien estaba presentando síntomas de senilidad que necesitaban ser tratados y que ella se negaba rotundamente a que la llevaran al médico porque no estaba loca, todavía mantenía cierta cordura que le permitía cuidarse a sí misma, si bien eso iba a cambiar en el mediano plazo y no teníamos planes de contingencia establecidos porque no existía forma alguna de lograr su cooperación voluntaria.

A pesar de todo eso, ese fin de año conversamos muy animadamente y nos deseamos todo lo mejor para el 2014 que se estrenaba esa noche. A mi mamá le encantaba hablar con Graciela y escuchar todos sus logros académicos, estaba muy feliz por el hecho de que su nieta había comenzado a estudiar en la universidad y que se graduaría en menos de tres años; tanto así que le prometió que si estaba viva acudiría a su ceremonia de graduación. Desventuradamente eso nunca llegó a materializarse y quizás si no se hubiese interpuesto la parca en su camino muy posiblemente habría cumplido su promesa, porque desde el 2005 le estábamos diciendo que nos viniera a visitar y nunca terminó de hacer las diligencias necesarias; luego, con el deterioro de sus facultades mentales se le fue haciendo mas complicado hasta que ya no quiso hablar mas del asunto.

No sabíamos todo lo que nos iba a pasar a partir del 2014 y en cierta forma puedo decir, mirando retrospectivamente, que 2013 fue un año que podía resumirse como la canción de Tony Camargo, "El año viejo"


 

lunes, 20 de febrero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 145: Gitty, la freelancer.


Durante todo el año 2012 Gitty se ocupó de estudiar inglés y adaptarse a su nuevo entorno preparándose para el  2013 cuando esperaba volver a ganar dinero, pero el proceso de encontrar empleo se le hacía complicado. Su compañera y amiga Luz le había recomendado un nuevo portal para personas dispuestas a trabajar por su cuenta donde se podían registrar desde especialistas en limpieza, conserjes, cocineras (os) hasta niñeras, enfermeras particulares y expertos en cuidado geriátrico. Gitty no estaba muy convencida de lanzarse como freelancer, pero al final la convencí con mi propio ejemplo.

- Tengo seis años en esto y no me ha ido mal, al menos lo que hago alcanza para mantener la casa y hasta de vez en cuando sobra algo.

-Pero tú eres bilingüe.

- Yo no me considero bilingüe, solo me defiendo con el inglés, y tú te defiendes también, lo que pasa es que tienes pánico escénico, pero con todo lo que has estudiado tienes un buen nivel en ese idioma, prueba a ver, lo peor que puede pasar es que no pase nada.

- También hay que hacer una revisión de antecedentes.

- ¿Y eso qué? Tú no tienes ni infracciones de tránsito, entonces no tienes problema, y de paso tienes cara de buena gente, quien te la vea no va a pensar que eres drogadicta ni malandra.

- Lo que tengo es cara de güevona.

- En estos casos representa lo mismo, y además tú no tienes esa cara, la tienes es de mujer bonita, así que lo que tienes que hacer si quieres trabajar es echarle bolas y te creamos el perfil a ver que pasa. Tu amiga Luz tiene razón, y si a ella le ha funcionado no veo por qué a ti no te va a funcionar.

- ¿Y tú me ayudas con el perfil? 

- Claro, eso es fácil, tomar fotos y escribir una biografía en el portal, se anexan los certificados y cursos y listo.

- Bueno, vamos a hacerlo y vemos que pasa.

Así lo hicimos y le tomamos varias fotos, escribí la biografía, que Graciela revisó por si acaso y todo quedó listo. Buscamos la mejor instantánea entre todas y se escogió como la de perfil.

 
El resto se usó como refuerzo y se anexaron todos los certificados y títulos de los cursos hechos.

Se hizo su revisión de antecedentes y luego era cuestión de sentarse a esperar.

Menos de una semana después de completados todos los procedimientos empezaron a llegar las solicitudes de contacto y no pasó un mes sin que ella encontrara un empleo. Los primeros fueron principalmente para hacerse cargo de personas ancianas como part time para que no le resultase tan forzado luego de mas de un año sin trabajar, tenía que reajustarse y eso llevaba tiempo.

En octubre me comentó:

- No sabía que iba a resultar tan fácil.

- Para gente como uno es la mejor forma de hacer las cosas porque así no estamos sujetos a jefes y trabajamos por contrato, luego que termina uno ve si busca otro o si se coge un tiempo libre. Y si a uno no le gusta el trabajo uno puede irse pa'l carajo sin mucho peo.

- Verdad que sí y puedo negociar el horario.

- Esa es otra cosa, negocias directo con el cliente y ves si te conviene o no.

- Luz y tú tenían razón, hubiera empezado antes.

- Nunca es tarde cuando la dicha llega.

Gitty siguió conectada al portal hasta septiembre de 2022, mas de nueve años, y le fue muy bien siendo contratista; de hecho todas las personas a quienes le trabajó dieron buenas referencias como persona trabajadora, responsable, profesional y muy decente. Gitty siempre tuvo una ética laboral muy elevada desde sus tiempos de estudiante y la conservó hasta el final.


domingo, 19 de febrero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 144: UW Seattle.

 


Pasó la graduación de bachiller, pasaron las celebraciones, vuelta a la realidad. ¿Cómo asegurar el cupo para el año lectivo que empieza en septiembre?

Una ventaja reside en que los residentes del estado de Washington tienen tarifa preferencial que en 2013 era de poco mas de 12.000 dólares al año y quedaba fija por todo el resto de la carrera mientras el estudiante se mantuviese de manera continua, es decir, que se inscribiera cada semestre hasta terminar el ciclo académico. Esto también hacía que la cuota inicial para matricularse fuera de apenas 1.000 dólares.

Graciela había recibido un premio de 500 dólares debido a sus logros estudiantiles y Gitty tenía ahorrados otros 500 con lo que al menos ya podía matricularse, respecto a los otros 11.000 de ese año Gitty dijo:

- Al estilo Eudomar Santos, como vaya viniendo vamos viendo.

Y le recomendó a Graciela algo similar a lo que me había recomendado cuando vine a Seattle en 2011:

- Busca ayuda y hazlo público, que alguien siempre te va a contestar.

Nuestra hija siguió el consejo materno, empezó una campaña masiva de correos electrónicos además de contactar a personas de la comunidad hispana e inmigrante y así logró construir una red que le permitió tener resultados positivos.

En la misma escuela de Ciencias Políticas, que era la carrera que iba a cursar, encontró profesores que le ofrecieron consejería y buscaron contactos que le podrían conseguir alternativas financieras aceptables. Así las cosas, descubrimos que con voluntad se puede estudiar en una universidad de EEUU sin necesidad de ser ricos ni meterse en planes de préstamos para estudiantes, que pueden arruinar la vida del profesional recién graduado y son una forma moderna de esclavitud con una deuda que mientras mas se paga mas crece e impide la consolidación profesional, financiera y familiar del desventurado.

Graciela se convirtió por sí sola en una agente de cambio dentro de la universidad y pasó a ser alguien con una agenda sumamente compleja debido a los múltiples compromisos que tenía sin descuidar sus obligaciones académicas, porque cosa interesante es que, a diferencia de las universidades venezolanas, donde el pregrado es basado casi exclusivamente en clases magistrales, aquí tiene mucho componente investigativo, lo que lo hace mas fácil de llevar para estudiantes con una gran curiosidad intelectual, como es el caso de nuestra hija.

En cierta forma se había resuelto el problema económico del pago de matrícula y de hecho Graciela hizo todos los tres años del pregrado con auxilios económicos y becas, algo en lo que profundizaremos en capítulos posteriores.

En algún momento Gitty me dijo:

- Es que tu hija salió como tu mamá, que se mete en todo y siempre encuentra una salida, es bien avispada mi bebé y sabe vivir, como dice tu mamá: "Graciela sabe vivir."

- Vaya que sí sabe vivir, si sigue así va a perderse de vista.

- Ella es la propia política, esa era la carrera perfecta para ella. Pobrecita mi bebé, que tiene que hacer tantas cosas.

- Eso que está haciendo ahora la va a ayudar en su futuro, vas a ver. Además, son apenas tres años de universidad por todos los cursos AP que hizo en bachillerato y le dieron créditos equivalentes a un año.

- Sí, nuestra hija va a ser también graduada universitaria como sus padres.

- Y tiene que llegar mucho mas lejos que nosotros, que para eso la trajimos para acá.

Graciela estaba en su universidad, una de las mas prestigiosas del mundo, y eso ya era algo positivo luego de nuestros sacrificios, que se verían plenamente recompensados cuando ella se graduara.    

sábado, 18 de febrero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 143: Graciela, bachiller de la república.


- Tú pensabas que Graciela se iba a ver afectada por la mudanza y eso le iba a traer problemas con los estudios.

- Sí, tanto la mudanza como luego quedarnos sin carro, creía que eso le iba a hacer mas difícil todo, especialmente porque la mudanza se hizo a mitad del año escolar.

- Bueno, pues mira que no, le echó bolas y se graduó de bachiller y con buenas notas.

- Sí, me alegro que ese temor no se haya cumplido, de verdad que pensaba que se iba a afectar, menos mal también que pudo construir un entorno que la ayudó, porque una cosa que lo afecta a uno mucho a esa edad es estar aislado.

- Se supo mover porque ella es muy carismática e hizo amistades rápido, por eso sabía que iba a echar pa'lante, se relaciona muy rápido y así ha sido desde que estaba chiquita.

- Menos mal que ella tiene esas habilidades, porque si no la cosa se le hubiese puesto mucho mas peluda, ahora viene la universidad, que eso es otro asunto, especialmente porque cuesta plata, pero por ahora vamos a dejar eso así, al menos tiene el cupo reservado.

- Ella tiene cupo en UW de Seattle y Bothell,¿no?

- Tiene en los dos núcleos, pero se va a quedar con el de Seattle, es mas cerca y es el principal.

- Bueno, luego veremos como hacemos con la universidad.

- Esa es otra historia, como hacer trabajar los números y pagar los semestres. Esa es la tarea del indio, habrá que poner a trabajar el coco.

- Bueno, hasta ahora nunca nos han matado el gallo en la mano, ya veremos que se inventa.


Esa conversación la tuvimos Gitty y yo luego de la ceremonia de graduación de Graciela, ella se fue con los demás graduandos a celebrar el grado mientras nosotros nos regresábamos a la casa.

Así fue, debido a su enorme capacidad de ajuste fue capaz de terminar su bachillerato sin novedad alguna, a pesar de haber cambiado de escuela a mitad del onceavo año escolar y luego teniendo que ajustar sus horarios de forma radical luego de quedarnos sin carro, porque no era nada fácil eso de levantarse a las cinco de la mañana y tener que tomar varios autobuses para llegar a tiempo a clases y luego hacer el camino de regreso de la misma forma.

Nuestra hija tuvo la ayuda de sus compañeros de clases, supongo que debido a que no cursaban un bachillerato normal sino el AP/IB los convertía en estudiantes especiales muy lejanos del común de los cursantes; así su transición no fue tan radical y pudo hacer amistades rápidamente al encontrar jóvenes similares a ella.

Hubo bastantes amigos, pero entre todos ellos destacan dos que se convirtieron en hermanos de ella, porque la relación continuó luego de su graduación, se fortaleció en la universidad y se mantiene hoy en día viendo hacia el futuro. Se han acompañado tanto en las buenas como en las malas y siempre están ahí con ella. De hecho estos dos compañeros de clase eran novios en el liceo, se casaron y como pareja siguen siendo los mas cercanos a Graciela. Son Tjitske y Teja, y gracias a sus nombres, que para nosotros son un pelín complicados, Graciela los simplificó de una manera bastante práctica, así que se convirtieron en "la holandesa y el indio."

- Ellos saben que ustedes con su edad se van a volver un desastre con sus nombres, así que no se van a poner bravos.

- Bueno, si tú lo dices así será, le dijo Gitty una vez.

Su amistad fue clave para Graciela, junto con la de todos sus otros compañeros, y siempre Gitty agradeció que ellos estuviesen en el camino de nuestra hija.

También presenciaron la ceremonia nuestros buenos amigos Clarice y Tom porque deseaban compartir ese momento tan especial con nosotros.

Emigrar no es cosa fácil, y la principal razón que nos motivó a hacerlo fue el deseo de criar a nuestra hija en democracia, así suene extraño; pero no es lo mismo criarse y ser educado en un lugar donde existe el libre debate de ideas que hacerlo en otro donde no hay libertad y se sustituye la educación por el adoctrinamiento o, peor aun, se sustituye por la nada.

Ese fue el mayor legado que Gitty le quiso dejar a su hija y que era uno de sus leit motivs favoritos.

- Gracias a Dios que tuviste la visión de irte de Venezuela y así pudimos sacar a nuestra hija de allá y darle una buena educación, que es lo único que le vamos a dejar. 

viernes, 17 de febrero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 142: Los progresos de Gitty aprendiendo inglés.


 Durante todo el 2012 Gitty se dedicó al aprendizaje del idioma a nivel avanzado pero nunca pudo deshacerse del pánico escénico. Leía, escribía y escuchaba muy bien, pero cuando le tocaba hablarlo se engatillaba y buscaba quien hablara por ella. Su profesor era excelente y enseñaba muy bien, pero no había forma de que ella soltara la lengua. Entendía perfectamente el idioma pero siempre necesitaba muletas que no le hacían falta.

Ya para el 2013 había aprendido todo lo necesario y lo que le quedaba eran los cursos de conversación, que eran principalmente de práctica porque ya se había enseñado todo el fundamento teórico. En estos cursos tuvo una compañera con quien hizo buena amistad, una señora peruana que años mas tarde se regresaría a su país de origen, Luz Córdova.

También en estos meses se dedicó a hacer bastantes manualidades, especialmente tejidos; bufandas, gorros y suéteres para Lucy. Ella había empezado en Miami, pero con el tiempo se fue perfeccionando hasta que logró dominar el arte casi por completo, tanto así que llegó a tejer por encargo a compañeras de clase a quienes les gustaban las bufandas que ella hacía.

Su destreza en ello le permitió hacer bufandas invernales que regalaba como presentes navideños, porque las podía hacer rápidamente y sin mucho esfuerzo. Esto también servía para mantenerla ocupada porque así no disponía de mucho tiempo libre para deprimirse.

Gitty quería trabajar pero no hallaba la forma, hasta que su amiga Luz le recomendó un portal web donde podría buscar empleo como freelancer o trabajadora por cuenta propia, de hecho también le dije que de esa manera no tendría que estarse calando jefes insoportables. Si tenía todos sus cursos y certificaciones lo único que necesitaba era la clientela, así que ese portal, care.com, le vendría a la medida, pero ese es tema para otro capítulo.

A fin de cuentas, Gitty entraba al 2013 con buen dominio del idioma pero con temor a usarlo, mientras seguía tejiendo. Años después también empezaría a pintar, mostrando bastante talento, especialmente como caricaturista.
 

jueves, 16 de febrero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 141: Chinches y pulgas.


 A finales del 2012, cuando Johana todavía estaba con nosotros, nos cayó encima una plaga de pulgas. Todo empezó un día cuando Gitty sacó a pasear a Lucy y al regresar, mientras la limpiaba, me llamó para decirme que le veía como hormigas en el cuerpo.

- Gitty, esas vainas son pulgas.

- ¿Pulgas?

- Sí, pulgas. Hay que bañarla de inmediato con un champú antipulgas.

- No tenemos champú de esos.

- Entonces tengo que salir a comprarlo. Lo mejor sería tener creolina, pero aquí no venden eso. 

- ¿Y cómo hacemos? ¿ Cómo cogería esas pulgas?

- Eso fue por algún perro pulgoso que anduvo por los edificios, soltó huevos que luego eclosionaron y cuando pasó Lucy se le pegaron las larvas.

Ese día tuve que ir a Walmart a comprar el champú antipulgas para bañar a Lucy y echamos toda su ropa en una bolsa para lavarla y así liquidar todo rastro de sifonápteros. Pero había un problema, el apartamento es alfombrado y a pesar de todas las precauciones quedaron insectos regados por diversos lugares; deshacernos de ellos nos llevó mas de un mes, logramos exterminarlos a mediados de enero y desde entonces Gitty empezó a llamar a Lucy pulgosa, mientras yo le decía que era un saco de pulgas, a lo que Gitty respondía defendiendo a Lucy,

- Saco de pulgas, así de despectivo, no. Saquito de pulgas es lo que es.


Lo de las pulgas fue malo, pero lo que venía era mucho peor. Una mañana de febrero me levanté lleno de ronchas y picaduras y no se sabía de que era, y eso siguió por varios días, hasta que otra mañana logré ver caminando por la alfombra un insecto que nunca antes había visto, así que le tomé una foto y lo busqué en Google. La vaina esa era una chinche.

Durante muchas noches, cuando me acostaba, una colonia de esos seres infernales se me montaba encima mientras dormía y literalmente me chupaban la sangre como vampiros o sanguijuelas. El asco y la grima que me dio pensar en eso es difícil de explicar. Lo mejor del cuento fue que Gitty no resultó afectada, aunque Graciela sí; tanto así que las ronchas que se le hicieron por las picadas de chinches en los pies parecían mas bien de niguas.

Erradicar chinches no es tarea fácil, ellas se pegan de la alfombra y del colchón, de hecho se lo comen por dentro y abren agujeros de donde salen en las noches y luego regresan a sus cuevas durante el día. Tuvimos que deshacernos de dos colchones, uno de ellos casi nuevo que Gitty había comprado cuando llegamos a Tukwila pero que estaba completamente infestado, al igual que el que Graciela tenía.

Gitty compró otro en Sears y a Graciela se le montó el que nosotros teníamos antes del malogrado. Tuvimos que comprar forros especiales antichinches para los dos colchones y los dos box springs porque teníamos que asegurarnos de que no volviesen a meterse esos engendros demoníacos a montar colonias. Echamos insecticida antichinches en todas las alfombras mientras poníamos en buen resguardo a Lucy, pero eso no bastaba, seguían apareciendo insectos realengos en busca de sangre.

Al final, luego de mucho investigar, hallamos la solución definitiva: Diatomita o tierra de diatomeas (conocida en inglés como diatomacious earth). Cuando esa roca que se forma con microfósiles de algas diatomeas se vuelve polvo queda con aristas muy afiladas y al pasar los insectos sobre ellas son literalmente ensartados y mueren debido a las lesiones.

Compramos un cajón de ese polvo por Amazon y regamos las alfombras de ambos cuartos con eso. Luego de un par de semanas las chinches desaparecieron por completo y no volvimos a saber de ellas; sin embargo el trauma persistió y los colchones del apartamento están envueltos por CUATRO forros diversos, porque a Gitty no le bastaba con uno ni dos ni tres.

Lo mejor del cuento fue, como le dije a Gitty:

- Vengo de un país tercermundista y nunca supe lo que eran las chinches; vengo al primer mundo, a una de las ciudades mas importantes, y nos cundimos de chinches.

- Bueno, así son las cosas, y a ti te masacraron, pero a mí no me hicieron nada.

- No, no te hicieron un coño, pero de vaina no me chupan entero.

- Por eso es que en esos tiempos andabas agüevoneao, por tanta sangre que te habían chupado, y las chinches cuando las vi estaban gordas y rozagantes, claro, si estaban comiendo sabroso.

- No te burles, que de vaina no me volví anémico.

- Bueno, pero menos mal que encontraste el polvo ese y así nos deshicimos de esa plaga, primero fue Lucy la pulgosa y luego las chinches.

- Que asco. Y eso que nosotros somos muy limpios y nos pasan estas vainas.

- Al menos ya pasó esa cagada, pero perdí mi colchón que se le abrió un hueco, las chinches se comieron toda la comida del colchón.

- Por eso le llaman comida al relleno de goma espuma, porque se lo comen las chinches, y no conformes con eso después te chupan la sangre.

- Pero por aquí es que es que es que me van a volver a comer un colchón esas coños de madres; dijo Gitty mientras hacía un gesto obsceno con las dos manos usando los dedos pulgar e índice de la izquierda como un anillo  mientras metía y sacaba el índice de la derecha por ahí.

- Bueno, ni colchón ni pellejo. Que no vuelvan a aparecer.

Así terminaron la I Guerra de las Pulgas y la II Guerra de las Chinches, que nos comieron un pedazo del año 2013.

miércoles, 15 de febrero de 2023

Nuestra historia de amor: Capítulo 140: Fin de año en La aguja.

 La mejor forma de celebrar la llegada de 2013, o al menos en lo que a nuestro caso correspondía, era haciéndolo en La Aguja, así que para allá fuimos.

Aproximadamente a las nueve de la noche del 31 de diciembre nos montamos en un autobús de la ruta 150 que nos llevó al centro de Seattle, de allí tomamos otro al Seattle Center y llegamos antes de las 10. La Aguja es la edificación mas emblemática de ese lugar, mas no la única, por lo que tuvimos que caminar un poco para así tener una buena ubicación desde donde ver la ceremonia.

 Pero ver el espectáculo de fuegos artificiales no era lo único que se podía hacer, en el edificio de usos múltiples había una exposición de diversos adornos navideños, la cual fuimos a ver antes de buscar puesto en la explanada cercana a La Aguja para así tener un lugar privilegiado desde el cual ver el arribo de 2013.


También había artistas callejeros como este saxofonista.


Luego nos ubicamos en la explanada, que para las 11 de la noche ya estaba completamente llena, y nos pusimos a esperar a que se iniciara la cuenta regresiva y el espectáculo. Cuando llegó la medianoche:


 No nos defraudó las expectativas, al contrario. Luego nos tocó regresar al apartamento, aunque ese viaje tuvo la ventaja de que fue gratis porque no se cobraron pasajes en ninguno de los autobuses para así desalojar el lugar lo mas rápido posible y que los asistentes regresaran a sus hogares sin retrasos.

Recibimos el 2012 en Miami y entrábamos al 2013 en Seattle, ese sería el año en que Graciela se graduaría de bachiller y entraría a la universidad.