Hoy hago un paréntesis en la revisión porque se cumplen 38 años de habernos conocido y 34 de nuestro matrimonio eclesiástico, una fecha muy especial en la que por primera vez Gitty está ausente. Siempre, desde que cumplimos el primer año de conocernos, ella gustaba de celebrar el día, no quería que pasara debajo de la mesa; a lo largo de los años nos dimos muchos regalos, nos escribimos muchas cosas y fuimos a bastantes lugares, nunca dejó de recordar el doble aniversario ni de hacer algo para resaltar la importancia de ese día.
Lo cierto del caso es que esa joven increíblemente bella se enamoró de mí y todavía no sé cómo. Me comentó varias veces que cuando me vio en el programa "La estrella de la fortuna" había sentido algo por mí sin conocerme, y luego cuando me vio los ojos en el autobús quedó como embrujada "porque nunca había visto unos ojos tan bellos" y aquí la estoy parafraseando.
Recuerdo perfectamente como me sentía cuando me despedí de ella y la vi entrar al ascensor; apenas se cerraron las puertas pensé que estaba soñando, no podía ser que la chica mas hermosa del mundo me hubiese dado su número telefónico e invitado a una fiesta, eso era imposible. Luego, mientras caminaba y salía del conjunto residencial me di cuenta que era cierto, que ese pedazo de papel que tenía en la mano con su nombre y teléfono escritos de su puño y letra era real y que no era un sueño.
Y sí, me enamoré de ella, perdidamente, como en las historias de amor que aparecen en los libros y en las películas. La amé desde ese mismo día, y ese amor siguió creciendo hasta el momento de su muerte. Cuando se ama así el amor se convierte en una sensación física y duele, porque se ama hasta sentir dolor, dolor que solamente se alivia cuando se está en presencia del ser amado.
Gitty solía decirme que a lo mejor nosotros hemos estado amándonos a lo largo de muchas generaciones y por eso siempre teníamos que estar juntos, que por eso nuestro amor era eterno; yo le decía que no estaba seguro de tal cosa porque no creía que alguien fuera a recibir semejante castigo de tener que estar conmigo por toda la eternidad.
Ella se reía cuando le decía eso y me acusaba de ser un descreído que no entendía nada de la espiritualidad. Ahora, en cambio, me gusta pensar en que a lo mejor todo lo que ella me dijo es cierto y que seguiremos amándonos en el futuro.
Y no puedo olvidar nuestra boda eclesiástica. Gitty fue la primera de las hijas de mis suegros que se casó "de velo y corona," como acostumbraba a decir la gente antes; salió de su hogar familiar a la iglesia para unirse en matrimonio a un loco como yo.
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