Gitty era una persona muy expresiva, y poseía una amplia gama de gestos para hacer notar sus sentimientos, pero de todos ellos destacan cuatro, que son bastante difíciles de describir pero que al mismo tiempo vale la pena recordar.
1.- La extensión Gitty:
El primer gesto especial lo sacó a flote pocos meses después de que nos hicimos novios. No recuerdo la circunstancia que la motivó a usarlo, pero debió haber sido en referencia a algo que ella no estaba dispuesta a hacer o a algún suceso con el que no estaba conforme.
Primero tengo que describir el movimiento original, que se usa o usaba mucho en Venezuela y que bastantes veces vi en miembros de mi familia, amistades, y un largo etcétera de gente. Básicamente consistía en usar la mano dominante como una especie de proyectil que se estrellaba violentamente contra la otra mano y que esta acción debía generar un ruido seco.
El procedimiento era el siguiente: La mano dominante se cerraba en un semi puño, ya que los dedos pulgar e índice debían estar abiertos como semejando una pistola; mientras tanto, la otra mano estaba abierta pero no de palma o viendo hacia abajo, sino de canto. Así, se lanzaba la mano dominante contra la otra y su dedo índice debía chocar contra el espacio entre el pulgar y el índice de la mano receptora. Esto debía ser hecho violentamente para generar un ruido seco y reafirmar la idea que se estaba planteando para el momento, que normalmente era del tipo: "así es que fulano me va a venir a joder."
Pues bien, un día que Gitty y yo estábamos hablando de algún tema, ella salió con ese gesto, que como era de uso común no le presté mayor atención al principio, hasta que ella salió con su extensión particular. Inmediatamente después de hacerlo, su brazo derecho rebotó y el antebrazo fue a caer entre el pulgar y el índice de su mano izquierda, y luego volvió a rebotar para que su tríceps cayera en el mismo lugar.
Cuando vi eso no pude menos que echarme a reír y le pregunté que donde había aprendido eso. Me dijo que lo aprendió con el tiempo para darle mas énfasis a su idea y que así le pararan mas bolas.
2.- La entrepierna.
Un día, ya después de estar viviendo juntos, discutimos por alguna tontería por las que siempre pelean las parejas y yo le dije algo así como:
- Nojoda chica, tú lo que estás es loca - y me di la vuelta.
Pero luego tuve que voltearme cuando me dijo:
- Loca es ésta que no sabe qué es lo que come.
Y cuando la veo me encuentro sus manos cerradas con los pulgares apuntando a su entrepierna mientras me miraba con cara de furia. Al ver aquello me dio un ataque de risa tan fuerte que ella misma arrancó a reír también y duramos como 10 minutos riéndonos. Huelga decir que terminamos sentados en la cama abrazados mientras seguíamos privados de la risa.
3.- El gesto de felicidad.
Que no todos eran vulgares o groseros. Cuando ella estaba muy contenta o recordaba un momento muy feliz, se estremecía, alzaba la cabeza, la ladeaba un poco hacia la derecha, miraba fijamente hacia arriba, juntaba sus brazos y les daba vuelta hacia arriba, todo mientras exhibía una sonrisa de oreja a oreja y decía lo que le había gustado o el recuerdo que había disparado esa gestualidad tan compleja que la hacía ver como una niña. Era su gesto mas bello.
4.- La risa diabólica.
Esta risa la creó luego de ser madre para sembrar el pánico en su hija. Es difícil de describir porque aunque era una risa, la mostraba mientras decía entre dientes algo así como: "ya verás cuando lleguemos a la casa" o algo similar. Además lo único que sonreía era la boca, porque todo lo demás estaba muy serio y la risa era algo así como un "jajaja" socarrón y dicho entre dientes. Ese era el gesto que mas aterrorizaba a Graciela cuando hacía alguna travesura o no se comportaba según lo esperado; de alguna forma era el equivalente a las miradas que nos lanzaban nuestras madres cuando habíamos metido la pata.